En medio de un día bien movido en Cooperstown, Vladimir Guerrero se
encontró en la famosa Galería de las Placas, rodeado por más de 300
imágenes en bronce de los otros miembros del Salón de la Fama. Allí, el
dominicano ponderó su buena fortuna.
“Criándome en Don Gregorio en la República Dominicana, lo único que
quería hacer era firmar un contrato en el béisbol profesional”, dijo el
quisqueyano. “Afortunadamente y gracias a Dios, en 16 años (de carrera)
hice lo suficiente para llegar hasta aquí. Estoy contento de ver tantas
placas. Nunca pensé que iba a estar en el Salón de la Fama, pero ahora
que estoy aquí, estoy bien contento”.
Guerrero, el sexto y último miembro del grupo del 2018 en visitar el
Salón de la Fama, estuvo acompañado en Cooperstown por su novia Roxannie
Rodríguez y su hermano Julio (jardinero en el sistema de liga menor de
los Medias Rojas de 1998 al 2001) durante su orientación el jueves en la
institución. Fue la segunda visita de Guerrero a Cooperstown, siendo la
primera en el 2015 cuando su compatriota Pedro Martínez fue exaltado al
Salón.
“Hubo dos llamadas-una para decirme que esperara una llamada y 40
segundos después, recibí la llamada”, dijo Guerrero al recordar el
pasado 24 de enero, cuando se anunciaron los nuevos elegidos al Salón de
la Fama. “Me sentí bien. Estaba tranquilo esperando la llamada, pero
todo el mundo estaba nervioso.
“Soy el mismo de siempre”, continuó Guerrero. “Aún estoy
ayudando a mi gente (en Dominicana). Estoy contento y mi gente se siente
contenta también. Soy el primero de mi pueblo, por supuesto, pero
también soy el primer bateador dominicano en el Salón de la Fama”.
Los otros del grupo del 2018 son Trevor Hoffman, Jim Thome y Chipper
Jones de parte de la Asociación de Escritores de Béisbol de
Norteamérica, además de Jack Morris y Alan Trammell de parte del Comité
de la Era Moderna.
La ceremonia de exaltación será el 29 de julio en Cooperstown.